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Dos palabras sobre O Caixero-viajante

 

O caixero viajante es la segunda novela de José País de Carvalho. La primera, A voz interior, apareció en 2016, aunque era una versión castellana ya había aparecido el año interior en Argentina. Era una novela de corte iniciático y desvelamiento interior, de autoconocimiento y revelación, el relato de historia personal, que va de lo exterior a lo interior y se desarrolla a través de las peripecias de su protagonista…

Aunque tiene en común con su predecesora la misma fundamentación en las filosofías orientales (sobre todo el taoísmo y el budismo) en que se conforma el pensamiento del autor, así como un importante componente de crítica social explícita, nos hallamos ante una novela muy distinta y acaso más ágil y menos exigente con el lector (quizás solo en apariencia); una novela cuyo protagonista, aunque también tiene una historia (y es una bella historia de amor) tiene sobre todo una función, la función del testigo, un testigo que es también, catalizador y detonante: cronista de una pequeña comunidad (podría tratarse cualquier pueblo del Alentejo, de la Extremadura española o incluso de la Alta Andalucía). La pulsión dominante corre pues en sentido contrario al de la voz interior, corre “hacia fuera”, por así decirlo, y además la novela es plural y hasta total; es total en el sentido de que también los registros y los estilos narrativos son muy variados.
Crónica o mural, más de una docena de personajes “principales”, secundados por otros tantos secundarios, nos dan cuenta de sus historias, más o menos entrelazadas, a través del testimonio del Caixero Viajante, que se instala inverosímilmente en el pueblo y parece llegar acompañado del cambio y la trasformación, “los nuevos tiempos”, pero también una manera de pensar diferente, una “nueva consciencia”, y aquí es importante señalar que para José País de Carvalho (o para el caixero viajante o su amigo el zapatero, el portavoz de una arcana sabiduría), la crítica del sistema es sobre todo una crítica del sistema de pensamiento, del modo en que los hombres se autoengañan y son incapaces de conocerse. Por eso sus critica concreta esta muy lejos de la corrección política.

Volviendo a la literatura, si en las primeras páginas la novela tiene el sabor del de un costumbrismo realista, turbado por la imposibilidad kafkiana o borgiana que retiene al protagonista en la localidad, en las últimas páginas estamos muy cerca de un realismo mágico de acentos épicos y aún amenazadores. En medio, pasajes de los más variados estilos: el lirismo intenso y el aforismo agudo, la sátira descarnada y la suave ironía, la pasión y el descaro, páginas de humor hilarante o de reflexión filosófica, si duda movidas también de cierto intento pedagógico. Personajes enternecedores, fascinantes (como Clara, la partenaire del protagonista), odiosos o ridículos. Toda una galería de tipos y situaciones que se mezclan y se confrontan, nos seducen y nos enseñan…Escrita en múltiples registros, el lenguaje dominantes es sin embargo sencillo, salpicado de localismos y popularismos y sabiamente condimentado de refranes o expresiones populares. En sus 67 breves capítulos, que se leen con un agrado pendiente, José País ha sabido (re)crear, para nuestro deleite y enseñanza, un mundo pequeño y humano, que es ante todo un artificio y un pretexto literario, pero también una parábola cariñosa y un poco acerba del nuestro, un mensaje de esperanza, una apuesta por la llegada de un nuevo tiempo, el de la libertad interior, porque, tal como dice la última frase, “viver é, acima de tudo, un acto de amor”.

Enrique Nogueras (Lisboa, Mayo, 2019)

Profesor Titular de Filología Románica en Profesor titular de Filolog

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